miércoles, 27 de abril de 2016

Belmonte. Mi Castillo Medieval.

Como una princesa me sentí rodeada de damiselas acordes con sus trajes, totalmente integradas en su papel. Nuestras modelos Ana, Alicia, Carmen y Mónica, se paseaban por el castillo como Pedro por su casa con sus grandes galas para que, por un día, se sintieran auténticas princesas del medievo. Quiero resaltar el buen ambiente que todos y todas generamos, disfrutamos y trabajamos.
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En primer lugar nombrar a una gran profesional del chocolate, con trufas elaboradas artesanalmente. Puedo aseguraros al mundo entero, que manjar como tal no deben de esperar a probar. Yolanda, una participante de este evento hizo que muchas personas se enamorasen de esas delicatesse. Ayer fue el cumpleaños de mi príncipe azul José Antonio y probó, y una segunda vez probó también. Es imposible no tener una tercera vez. Un auténtico gusto para el paladar. Sube la autoestima y es un remedio para sentirte feliz durante unos minutos. Enhorabuena Yolanda!!! Gracias por tu buen hacer.

Quiero agradecer a Chocolala su total entrega y colaboración junto a su príncipe azul, todo un caballero.

También la participación de Muimu, tocados personalizados, y a la modelo espontánea, una señorita de cara bonita que se enamoró de los vestidos medievales los cuales vais a ver.

Como no, C&B-group, creando belleza. Belleza que se refleja en nuestras modelos con bonitos recogidos, acordes al lugar. Qué decir del maquillaje, parecían tan naturales...

Como en un balustrado artesano trabajado con hojas de parra, motivos florales y un gusto exquisito. El Francés, lució en el castillo, el más bonito de los balustrados artesanales que en cualquier casa rural luce con solera. Piezas inigualables con encanto.
Me quedé encantada y quedé con él para que me haga un trabajo en la casa del pueblo de mi familia.

A la encantadora Eva Jiménez con su ilustración y diseño llega a todas y a todos.

A la organización debo resaltar algunas cosas, como por ejemplo, su profesionalidad, lo bien que explica como guía a las personas que visitan el castillo, el cual me enriquecí una faceta del valor de dicho lugar. Las organizadoras María y Lourdes estuvieron en todo momento pendientes de todos nosotros.

Magníficos salones y pasillos para disfrutar acompañado de un gélido castillo con un ambiente genérico al abrigo. Ahora entiendo que llevasen trajes, capas, pieles, para apaciguar el frío tan penetrante en todos los participantes. Grandes candelabros decorativos, simulaban un atisvo de calor, pero no era real. Pasamos mucho frío. Eso sí, en la cafetería entramos las mujeres en calor con una buena taza de café con leche, disfrutando de la compañía de una cómica que nos hizo reir a todas.

La torre de chocolate fue un refugio para no desvanecer.














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